La gente que me conoce sabe que soy una entusiasta del eneagrama. Se trata de un sistema de personalidades que puede ser una gran ayuda como “orientación” cuando estás en un proceso de crecimiento personal. Explicar el eneagrama en cuatro párrafos es un tanto complejo pero he intentado hacer un esfuerzo para sintetizar y explicar las ideas básicas sobre el eneagrama y el uso que se le puede dar.

El eneagrama tiene un origen esotérico, aunque a día de hoy es más famoso por su aplicación en el ámbito de la terapia gracias a Claudio Naranjo que se encargó de desarrollar este sistema de personalidades partiendo del trabajo que habían iniciado primero George Gurdjieff y, posteriormente, Oscar Ichazo.

El eneagrama es un sistema de personalidades que a primera vista parece sencillo aunque en realidad es tan complejo como el ser humano. Su atractivo radica en que se trata de una sistematización de personalidades que te ayudan a comprender los diferentes caracteres que pueden tener las personas y las características que pueden desarrollar según el nivel de “salud” en que se encuentren. Es importante tener en cuenta que se trata de un sistema que sirve para comprender a las personas “sanas” tal como son en su esencia, a diferencia de otras sistematizaciones que sirven para definir trastornos patológicos de la personalidad.

En el eneagrama se definen 9 tipos de personalidad básicas (los eneatipos) que se caracterizan por tener en común una cierta manera de funcionar o lo que se le suele llamar, un patrón de pensamiento y una motivación básica en común. Los 9 eneatipos se dividen en 3 grupos: los emocionales (2, 3 y 4), los mentales (5, 6 y 7) y los instintivos (8, 9 y 1).

Hasta aquí es relativamente sencillo. Cada eneatipo tiene una descripción general y aunque al principio es fácil identificarse un poco con cada, a medida que vas leyendo los diferentes eneatipos puedes ver claramente como se diferencian entre sí. Es normal que nos reconozcamos un poco en todos ya que al fin y al cabo son una descripción de la naturaleza humana, pero en el fondo todos tenemos un “miedo básico” que es el que nos marca mucho más que todos los otros e impacta de mayor manera en nuestra manera de funcionar y de relacionarnos con el mundo. Así pues, el primer paso es identificar cuál es ese miedo básico y empezar a comprender cómo funcionamos leyendo sobre nuestro eneatipo.

Dentro de cada uno de los 9 eneatipos básicos existe además 3 subtipos: el  conservación, el social o el sexual. El subtipo conservación pone la atención en el “yo” y en las condiciones esenciales para el propio bienestar, el subtipo sexual pone la atención en la relación íntima con la pareja y el subtipo social pone el foco de atención en “todos nosotros”, en “la sociedad” o en el “colectivo”. Esto significa que personas de un mismo eneatipo pueden parecer en realidad muy diferentes dependiendo de cuál es su subtipo con lo cual en realidad estamos hablando de un amalgama de 27 personalidades.

Además de identificarnos en nuestro eneatipo y subtipo concreto, pueden haber otros eneatipos que ejercen “influencia” sobre nosotros, o dicho de otra manera, podemos mostrar características de estos tipos aunque no sean el nuestro.

  • Las alas. Se suele hablar de la influencia de las “alas” que son los tipos adyacentes en el gráfico del eneagrama. Por ejemplo el tipo 9 puede tener las alas 8 o 1 más o menos desarrolladas. Una persona puede tener una, otra, las dos o ninguna.
  • Tipos estrés y seguridad. En el gráfico del eneagrama se pueden observar unas flechas en las líneas que unen unos eneatipos con otros, por ejemplo, del 9 sale una flecha hacia el 3 y le viene una flecha desde el 6. Para el tipo 9, el 3 sería su “tipo seguridad”, es decir, la dirección en la que debe moverse el 9 para “crecer”. En cambio, el 6 sería su tipo estrés lo cual indica la tendencia hacia la que puede ir el 9 cuando “peor está”.
  • Influencias externas. A veces me he encontrado con personas que aunque se identificaban claramente en un eneatipo, mostraban ciertos rasgos de otro tipo que ni era ala, ni tipo seguridad o estrés… La explicación que he oído de estos casos es que tal vez tienes alguno de los padres en uno de esos otros eneatipos y sería normal entonces mimetizar algunos de sus comportamientos externos, aunque en el miedo básico interno no te identifiques con ellos.

En fin, creo que ya se empieza a ver cuán complejo puede llegar a ser esto del eneagrama y aunque diciendo nuestro eneatipo básico podemos dar una pista sobre nuestra personalidad, al final hay muchas sutilezas a tener en cuenta y cada uno de nosotros es completamente diferente. Precisamente por ello el eneagrama debe ser considerado solo una herramienta que nos puede ayudar a conocernos mejor a nosotros mismos y entender cómo nos relacionamos con los demás. Es importante evitar la tentación de querer utilizarlo para “clasificar” a otras personas y como se suele decir, no confundir el mapa con el territorio, no hay que confundir la descripción de una «personalidad tipo» con quien es realmente la «persona».

Todo camino empieza con un primer paso y para mí el eneagrama es una buena manera de empezar a expandir la conciencia que tenemos acerca de nosotros mismos. Identificar tu eneatipo básico y descubrir cómo funciona este tipo de personalidad puede ser el primer paso para encender algunas “luces en tu conciencia” e iniciarte el trabajo de crecimiento personal. Desde aquí te animo a seguir explorando y para ayudarte a dar ese paso he elaborado un post especial con 10 sugerencias para descubrir el eneagrama. Espero que lo encuentres útil.

 

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